México, Guadalajara, Jal., 02 de Noviembre de 2010.-El uso responsable de las biotecnologías agropecuarias, como mejoramiento genético, mayor productividad y diagnóstico de enfermedades vegetales y animales, entre muchas otras, puede ayudar a reducir el hambre y la pobreza alimentaria en el mundo y contribuir a la adaptación de las regiones productoras de alimentos al cambio climático.

Así lo aseguró aquí el Jefe de la Subdivisión de Investigación y Extensión de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Andrea Sonnino, quien agregó que el fortalecimiento de la agricultura y la ganadería en los países en desarrollo “constituye la clave” para alcanzar la seguridad alimentaria.

En el marco de VII Encuentro Latinoamericano y de El Caribe Sobre Biotecnología Agropecuaria, evento organizado por la SAGARPA y la Fundación REDBIO, el funcionario de la FAO precisó que las tecnologías destinadas a aumentar la productividad y conservar los recursos naturales deben ser accesibles y adaptables a las necesidades de los productores.

En su Ponencia Magistral “La seguridad alimentaria y la posible contribución de las biotecnologías agropecuarias”, Andrea Sonnino expuso la necesidad de mejorar las inversiones en el sector, ampliar el acceso a los alimentos, incrementar la productividad y conservar los recursos naturales;. Destacó el papel de la agricultura a nivel mundial, al señalar que significa el 30 por ciento del Producto Interno Bruto y el 50 por ciento del empleo en los países en desarrollo.

Aún cuando en el presente año se produjeron alimentos suficientes como para abastecer a una población mundial cercana a los siete mil millones de habitantes, todavía permanece el reto de atender a una de cada siete personas en el mundo que registra problemas de alimentación, aseguró.

Dijo que el segundo problema que se debe atacar es el cambio climático que afecta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, altera las modalidades de producción agrícola, así como los regímenes de distribución de plagas, malas hierbas y enfermedades del ganado.

El bloque de países en vías de crecimiento, añadió el funcionario de la FAO, constituyen más del 80 por ciento de la población mundial, poseen 500 millones de pequeñas explotaciones con las cuales se sustentan cerca de dos mil millones de personas.

Frente a este panorama, “el fortalecimiento de la agricultura es, por lo tanto, la clave para alcanzar la seguridad alimentaria y hacer frente al cambio climático a través de cuatro esferas de acción:

Aumentar las inversiones en la agricultura; ampliar el acceso a los alimentos; instrumentar políticas públicas eficientes y de calidad en materia de comercio mundial, y mejorar la productividad, con énfasis en la conservación de los recursos naturales.

Andrea Sonnino se refirió a la importancia de explotar las distintas posibilidades de tecnologías agropecuarias, que incluyen mejoramiento de variedades vegetales y de poblaciones de animales para aumentar sus rendimientos y diagnóstico tempranos de enfermedades de plantas y ganado.

Asimismo, elaboración de vacunas, desarrollo de cultivos resistentes a las sequías y a las bajas temperaturas, aprovechamiento de la tecnología para el incremento de rendimientos y la incorporación de la genómica y de la fertilización in vitro para crecer la productividad.

Los científicos, académicos y estudiosos de la biotecnología procedentes de 26 países de América Latina y El Caribe, reunidos en la Expo Guadalajara, realizan presentaciones e intercambio de trabajos e investigaciones en materia de ingeniería genética, cuyos resultados se deben reflejar en una mayor disponibilidad de alimentos en el mundo.